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Fue solamente ayer cuando nos encontramos en un sueño.
Cantasteis para mí en mi soledad, y yo, con vuestras aspiraciones, construí una torre en el cielo.
Pero ahora, nuestro sueño ha huido, nuestro sueño ha desaparecido, se ha terminado la aurora.
El mediodía nos abrasa, y nuestra somnolencia se ha transformado en pleno despertar, y debemos separarnos.
Si nos encontramos otra vez en el crespúsculo de la memoria, conversaremos de nuevo y cantaréis para mí una canción más profunda.
Y si nuestras manos se encontrasen en otro sueño, construiremos otra torre en el cielo.
Diciendo esto, hízoles una seña a los marinos, y ellos levantaron el ancla, soltaron las amarras y remaron hacia el Este.
Y un grito brotó de la multitud como de un solo corazón, elevóse en el crepúsculo y voló lejos sobre la mar, cual dolorosa llamada de trompeta.
Solamente Almitra permaneció silenciosa, contemplando el navío hasta que desapareció en la bruma.
Y aun cuando todos se habían dispersado, ella todavía estaba ahí, sola, de pie sobre el muelle, recordando en su corazón las últimas palabras de Al-Mustafá:
"Sólo un instante más, un solo momento de reposo en el viento, y otra mujer me concebirá."
Cantasteis para mí en mi soledad, y yo, con vuestras aspiraciones, construí una torre en el cielo.
Pero ahora, nuestro sueño ha huido, nuestro sueño ha desaparecido, se ha terminado la aurora.
El mediodía nos abrasa, y nuestra somnolencia se ha transformado en pleno despertar, y debemos separarnos.
Si nos encontramos otra vez en el crespúsculo de la memoria, conversaremos de nuevo y cantaréis para mí una canción más profunda.
Y si nuestras manos se encontrasen en otro sueño, construiremos otra torre en el cielo.
Diciendo esto, hízoles una seña a los marinos, y ellos levantaron el ancla, soltaron las amarras y remaron hacia el Este.
Y un grito brotó de la multitud como de un solo corazón, elevóse en el crepúsculo y voló lejos sobre la mar, cual dolorosa llamada de trompeta.
Solamente Almitra permaneció silenciosa, contemplando el navío hasta que desapareció en la bruma.
Y aun cuando todos se habían dispersado, ella todavía estaba ahí, sola, de pie sobre el muelle, recordando en su corazón las últimas palabras de Al-Mustafá:
"Sólo un instante más, un solo momento de reposo en el viento, y otra mujer me concebirá."
Fragmento del libro "El Profeta", escrito por Khalil Gibran
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