No podía dejar de pensar en su sonrisa, estaba invadiendo mis días aquella alegría que su compañía me brindaba, sus frases, sus miradas, ese olor que a mí llegaba cada vez que me acercaba a el.
Mis labios pedían a gritos que me besara como aquella vez, mi piel quería nuevamente tener contacto con la suya, aunque, estaba segura de que esta vez el mantener la cordura podría casi imposble ser.
Caminando en la mañana lluviosa se me ocurrió pensar en el futuro, más poco a poco en cada fash mental una sonrisa me nacía, estaba imaginando cosas que no sabría explicar, pues de nosotros nacía aquel amor, de esos que ya no hay.
Mi sonrisa se apagó de forma fugaz cuando unas líneas de amor leí sin mis ojos desviar, mi corazón no brincó ni tampoco se estrelló, pues mi mente sabía la realidad detrás de esos momentos que los dos vivimos tiempo atrás, sabía que estaba mal, sabía que no debía volver a pasar y que en cada día nuevo debía empezar a dejar atrás esos momentos que no volverán.
Entonces lo pensé, lo analizé y preferí sonreir, no insistir mas en una idea que terminará fatal y respiré profundamente unos cuantos minutos para iniciar con mi decisión de tenerte junto a mí, tener esas conversaciones que nos hacen sonreir, compartir nuestros problemas para poder encontrar paz, sonreir y molestar con nuestras locuras, tal ves extrañaría los besos, ese calor que sus abrazos le proporcionaban a mi cuerpo, la respiración entre cortada junto a unas cuantas sonrisas.
Estaba dispuesta a dejarlo ir, para poder estar junto a el cuando nuestra amistad volviera a renacer...